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HOMENAJE A LOU BENET
Temàtica Lou: 
Pau Bombardó Quintet
Pau Bombardó, batería; Joan Chamorro, saxo barítono; Eduardo Blanco, trompeta; Cristobal Montesdeoca, teclados; Pere Loewe, contrabajo

Lugar y fecha: Naumon (28/IV/2007)


MINGUS B. FORMENTOR

El jazz, su espíritu, jamás abrigó sueños de extensión. Nunca le han sido imprescindibles para su supervivencia. Pero difícilmente hubiese cumplido un siglo largo con semejante lozanía de no haberse entregado siempre a los oníricos brazos de la profundidad. De modo equivalente, para ser lo que es y dice ser, el jazz, en su corporeidad esencial, jamás se llevará bien con los asépticos contenedores burgueses, esos teatros/auditorios libres de humos y copas, ahitos de línea clara hecha arquitectura, de luces de quirófano y envaradas posturas sedentes. Nos lleve hacia donde nos lleve el presente, lo que no puede ser no puede ser, y además es imposible.
Por eso, entre otras muchas cosas, el homenaje a la jugosa obra del gran organista Lou Bennet vivido la noche del pasado sábado a bordo de la Naumon furera nos quedará tan indeleble y agradablemente impresa en nuestra memoria. Cuerpo y alma de jazz en un lugar, no por insólito, menos aristotélicamente natural. Un auténtico placer travestido de lujo asiático en su aparente cutrez, una de esas pequeñas maravillas que hacen de Barcelona ciudad de especial relevancia planetaria.
Temàtica Lou es un mas que justo, sentido y precioso homenaje en el que todo y todos rayan a la altura de la excelencia. Sin perifollos, tuétano puro, gran música servida en magistral interpretación, música repleta de vida servida con vitalidad, respetuosa rememoración que inclina a rendir pleitesía, y grande, a los rememoradores. Rodeando el recinto, los trabajos plásticos de Sagar. En el escenario, un quinteto nucleado en torno a la batería de Bombardó que ejecuta en punto dulce, con abundancia de escorzos que rozan lo sublime, haciendo difícil destacar nada y a nadie porque todo y todos están en onda de gran brillo. En la primera parte de la velada, extracto de Lou Bennet, un jazzman d’esprit que contribuyó, y no poco, a la apreciación de esa música abierta en nuestro país desde finales de los 60’s hasta su muerte (1997). Actuando tras una pantalla de gasa sobre la que se sucedían proyecciones estáticas y dinámicas (obra de David Cid, el espíritu impulsor tras el evento) del gran hammondista norteamericano, el grupo desbordó alma, corazón y vida tramudadas en jazz sin fecha de caducidad. En la segunda, siguió en punto de hervor el sollado de la Naumon con floresta varia, centrada la mayor parte en obra del gran barítono Pepper Adams, con lo que se potenció el lucimiento de uno de los héroes de la noche, Joan Chamorro. Al cabo, una sesión de las que dejan huella en un escenario de los que pueden crear adicción de la canónica. Hay noches en que la ciudad de los milagros guiña un ojillo a los que se niegan a abrazar la asepsia dominante. Albricias y cerradísimo aplauso. Lou debió sonreir desde la línea del horizonte.
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